La región de Aysén fue de los últimos territorios en incorporarse a Chile. Su caprichoso relieve resulta de la interacción de glaciares, fiordos y canales, con un clima caracterizado por las bajas temperaturas, los fuertes vientos y las precipitaciones. Estas últimas se dan durante todo el año, principalmente en las zonas costeras, por lo que la humedad relativa allí es alta. Los meses de invierno suelen ser los más lluviosos. Conforme nos alejamos de la costa las lluvias disminuyen pero las temperaturas se vuelven más extremas. Las rutas de desplazamiento al interior recorren paisajes prístinos de gran belleza y atractivo turístico, a través de caminos serpenteantes y peligrosos.

Estas rigurosas condiciones climáticas obligan a los establecimientos educacionales a contar con sistemas de calefacción adecuados. Sin embargo, la temperatura media a que transcurren las clases se ve condicionada también por el estado de la infraestructura. En efecto, el calor de los recintos se pierde rápidamente debido al deterioro provocado por el tiempo y a los materiales de alta conductividad térmica con que han sido construidos. Nuestros dispositivos de fotografía térmica nos permitieron comprobar cómo el calor generado por las estufas escapa continuamente al exterior. Esta tecnología evidenciaba asimismo la existencia de infiltraciones de viento y agua. Esta situación trae como consecuencia la quema excesiva de leña –que es el combustible utilizado en la totalidad de las escuelas- incidiendo negativamente en la contaminación atmosférica.