Los días sábado 22 y domingo 23 de octubre se desarrollaron gran parte de las aperturas de los espacios que fueron parte de esta versión, tanto en Castro urbano como rural. Allí, el público asistente pudo disfrutar de recorridos guiados por casas, hoteles y museos; exhibiciones de cocina; caminatas por barrios y campos, entre otras instancias, que fueron lideradas por arquitectos, arquitectas, gestores, dirigentes, investigadores, artesanos, artesanas, profesores, vecinas y vecinos, quienes abrieron sus puertas y accedieron a compartir sus conocimientos y vivencias sobre los lugares que sostienen.

El fin de semana destacó por ser una jornada de encuentros, como la de la historia de 3 hermanos profesores normalistas que estudiaron en la Escuela de Quilquico, y que, ya radicados fuera de Chiloé, quisieron volver a reencontrarse con su historia, visitando su escuela y conociendo a su actual directiva. Momentos como estos se replicaron y llenaron de emoción a esta jornada que reunió una diversidad de personas que pudieron disfrutar del encuentro y diálogo con otros, compartiendo sus experiencias.

“Como equipo estamos muy contentas por esta nueva versión que nos regaló la posibilidad de volver a encontrarnos en un espacio de aprendizaje colectivo. Además, valoramos la presencia de escuelas de arquitectura, quienes asistieron en masa para participar del festival. Esto es justamente lo que buscamos, generar un diálogo sobre la arquitectura, la ciudad y el territorio, desde públicos y miradas amplias”, indica Ivette Quezada, historiadora y parte del equipo organizador de Castro Abierto.